No hace falta vivir experiencias muy intensas para ser feliz. Un paseo en la montaña, comida rica y buenas conversaciones son más que suficiente. Y, en México, hubo un día que tuve todo esto. Pero, además, también tuve... ¡MEZCAL! Desde entonces, mi bebida favorita.
Refugio de Morelos, un pequeño pueblo de Oaxaca donde pasé el mejor día de todo mi viaje. ¿Te vienes?