La explicación de gramática clásica sobre el uso del artículo determinado e indeterminado es más o menos la que sigue:
Artículo |
Se utiliza |
Ejemplos |
Determinado (el, la, los, las) |
1. Cuando ya se ha nombrado el sustantivo
2. Cuando se trata de algo único |
La película ha sido maravillosa
De camino a la Ciudad de las Artes y las Ciencias |
Indeterminado (un, una, unos, unas) |
1. Cuando es la primera vez que se nombra un sustantivo
2. Para referirnos a un ejemplar de una categoría |
Hemos visto una película
Es una incubadora con huevos |
Pero lo cierto es que los profesores, constantemente, tenemos que corregir a los alumnos de español sobre el uso (oral y/o escrito) de los artículos y, especialmente, sobre cuándo emplear y cuándo no emplear artículos.
Es entonces cuando nosotros, hispanohablantes e incluso profesores, somos conscientes de que el tema es bastante más complejo de lo que hemos explicado aquí arriba.
Lo que se nos escapa en esta explicación clásica es que el artículo (definido e indefinido) es una especie de instrucción que el hablante ofrece a modo de “pista” a su interlocutor, una clave para interpretar el mensaje. Según esta “pista”, el artículo determinado nos indica una accesibilidad sin dificultad alguna para el interlocutor.
Empleamos el artículo definido (el, la, los, las) cuando pensamos que quien nos escucha puede hacerse una imagen mental clara de lo que tratamos de comunicar, incluso si no lo ha visto nunca, ya sea por contexto, o porque en otra ocasión ya se le ha
proporcionado información suficiente sobre dicho objeto (persona, asunto, etc).
Ejemplo:
- Me gusta la casa.
El artículo determinado en la oración de arriba indica que quien recibe esa comunicación puede hacerse una idea clara de la casa a la que me estoy refiriendo y que, por tanto, puede identificarla.
¿Quiere esto decir que quien me escucha conoce la casa? No, y de ahí que la explicación clásica y poco matizada no sea muy acertada. De hecho, puede no conocer la casa.
Lo que verdaderamente indica el uso del artículo determinado aquí es que mi interlocutor identifica dicha casa, sin posibilidad de que exista error, o bien porque antes se la he mencionado, o bien por otra razón (aunque obviamente también puede conocer dicha casa y haber estado en ella).
En resumen: quien recibe el mensaje sabe, sin posibilidad de error, de qué casa se está hablando, aunque no conozca personalmente la casa.
Otro ejemplo: La ropa de la tienda es muy cara.
La ropa o la tienda puede que no sean conocidas, ni familiares para el interlocutor pero, igualmente, éste se puede hacer una idea clara de qué ropa y de qué tienda se trata por anteriores referencias o alusiones, es decir, puede hacerse una imagen “mental” del objeto.
El artículo indefinido actúa exactamente de la forma opuesta.
Al no ofrecer en el artículo información sobre el objeto, con el artículo indeterminado no permitimos que el interlocutor se haga una imagen del mismo.
Ejemplo: Estuve en una fiesta.
Estamos diciendo que hemos estado en un lugar que el interlocutor no conoce y, además, a menudo tiene o puede tener un sentido de cuantificación indefinida (es una de las muchas fiestas a las que asisto).
A estas alturas, si hemos visto algo de gramática clásica sobre el empleo de los artículos en español, ya sabemos que el artículo no se emplea con nombres propios y sí con nombres comunes.
Sin embargo, hay excepciones como La India, Los Países Bajos, El Perú, el Ebro, las Canarias, etc.
¿Cuándo hay que colocar artículo o no colocarlo en absoluto?
Según la explicación clásica, no se usa ni el artículo determinado, ni el indeterminado cuando hacemos referencia a una categoría o a sustantivos no contables.
- Ejemplo: Había manzanas en la alacena.
- Ejemplo: No bebo leche.
Pero, resulta que se nos presentan a menudo construcciones gramaticales en las que la alternancia entre presencia y ausencia del artículo nos obliga a recurrir a explicaciones que van más allá de lo estrictamente gramatical y descubrimos que el empleo o no empleo de un artículo puede estar apuntando a una diferencia en la intención comunicativa del hablante.
Esta intención puede ser ofrecer ayuda, dar una valoración sobre el objeto/acción o establecer una categoría para ese objeto, entre otras.
A continuación, veremos varios contextos en los que ocurre esto para entender bien este punto.
La ausencia del artículo apunta a la realización de una actividad o curso de forma habitual
Ejemplos:
- Ir a (el)/al teatro/fútbol/ballet/piscina.
- Ir a un teatro/piscina.
- Ir a teatro/futbol/ballet/piscina.
En el primer caso, hablamos de ir a una función o sesión específica en un día señalado. Se trata de lugares concretos, en la primera oración, e inespecíficos, en la segunda oración, lo cual sería aplicable sólo para aquellos espacios físicos reales, como el teatro o la piscina (y un partido de fútbol o a una función de ballet).
Pero lo que tenemos en la tercera oración es algo muy diferente, pues aquí queremos decir que alguien está apuntado regularmente a esa actividad y está abonado a un curso o algo parecido y que se trata de su sesión diaria o semanal/mensual del curso de natación o de teatro.
Es decir, se hace referencia a la actividad mediante la mención del lugar espacial donde se desarrolla.
La ausencia del artículo apunta al correcto uso de un objeto
El uso o la ausencia de artículo también puede apuntar a significados diferentes en oraciones preposicionales como la siguiente:
Ejemplos:
- Esto se come con tenedor
- Come esto con el tenedor
Si en el segundo caso hacemos hincapié en el necesario uso específico del tenedor, objeto que ya tiene el comensal en la mesa (objeto específico), en el primer caso, simplemente queremos decir que el uso correcto para ese plato, con carácter permanente, es mediante el empleo del tenedor.
La ausencia del artículo apunta al ofrecimiento de ayuda
Veamos este ejemplo:
- ¿Tienes el mechero?
- ¿Tienes mechero?
Podemos decir simplemente que usamos la primera oración para preguntar por un mechero específico y la segunda por un mechero no específico, sino cualquier mechero que haya en ese momento.
Pero es que además, la segunda oración la empleamos para ofrecer un mechero cuando creemos que a alguien le hace falta.
Por otro lado, también podemos pedir un mechero con la oración en singular o en plural ¿Tienes mecheros? o ¿Tienes mechero? para pedir un mechero de forma indirecta.
La ausencia del artículo apunta al estado del objeto/sujeto
Analicemos ahora estos tres ejemplos:
- Ana está en la cama.
- Ana está en una cama.
- Ana está en cama.
En la primera frase queremos decir que Ana está en ese lugar que es su cama, probablemente todavía durmiendo.
En el segundo, podemos imaginarnos una situación muy concreta, como por ejemplo en una tienda de colchones, y a Ana probando alguna de las camas/colchones, en un lugar donde no podemos verla, en el momento en que alguien pregunta por ella.
En el tercer caso, sin embargo, lo que pretendemos decir es que Ana está enferma y por esa razón está guardando reposo.
Como podemos ver, el uso del artículo o su ausencia, apuntan, en la mente del interlocutor, a tres significados completamente diferentes. Esto ocurre con mucha más frecuencia de lo que parece.
La ausencia de artículo apunta a una selección del hablante de entre varias opciones
Así pues, en casos como los anteriores, la alternancia de presencia y ausencia de artículo tiene una proyección no solo informativa, sino también sintáctica y contextual.
- Quiero leche
- Quiero la leche
- Quiero un vaso de leche
En el primer caso, queremos decir que hemos elegido leche, en lugar de agua, vino, zumo, etc.
En el segundo caso, estamos apuntando a que quien habla se suele tomar todos los días su vaso de leche y que, por tanto, el interlocutor, está al corriente de esa necesidad.
En el tercer caso, no damos pistas al interlocutor sobre nuestros deseos habituales, simplemente en ese momento es lo que nos apetece y, dado que es un objeto incontable, no empleamos artículo, al igual que vaso de vino, vaso de agua, vaso de zumo, etc.
La ausencia del artículo apunta a un estatus o cualidad del individuo más o menos definitiva o permanente
Con el verbo tener ocurre algo bastante particular. Si lo empleo para preguntar ¿Tienes mujer? ¿Tienes hijos? ¿Tienes coche?, estoy apuntando a una cualidad del individuo o un estado civil o económico. En este caso, cuando apunto al “status” no empleo artículo alguno.
Si quiero apuntar a un uso específico (referirme a una mujer o a un coche en particular) tendría que emplear el artículo determinado.
Por cierto, cuando preguntamos sobre el estatus o la situación familiar de alguien, en algunos casos empleamos el singular y, en otras, el plural. ¿Tienes primos? O ¿Tienes mujer? Así, cuando se espera que haya más de uno, se emplea el plural y en caso contrario, el singular.
La presencia o ausencia de artículo apunta a significativo valorativo por parte del hablante
Por otro lado, la presencia o ausencia de un artículo puede apuntar también a un significado valorativo.
Ejemplos:
- Es la buena persona…(que siempre fue)...el artículo determinado aquí nos obliga a continuar la frase porque tiene un sentido de referencia a algo anterior.
- Es una buena persona (mayor énfasis que indica que no es tan corriente encontrar buenas personas).
- Es buena persona (menor énfasis que en el caso anterior porque para el hablante ser “buena persona” es algo natural o es lo habitual, o a lo que está acostumbrado).
La presencia del artículo apunta a la asignación de una categoría por parte del hablante
Esa valoración subjetiva del hablante es lo que diferencia oraciones como las siguientes:
Ejemplos:
- Es funcionario. (Simplemente indicamos su profesión).
- Es un funcionario. (Apuntamos a una valoración peyorativa negativa del funcionariado, simplemente por medio de añadir “un”).
Ejemplos:
- Es un violento. (Le describimos valorando su personalidad de una forma negativa que indica nuestra mala relación con esa característica de la persona e incluso con la persona).
- Es violento. (Aquí describimos “asépticamente” a la persona, desde un punto de vista psicológico).
Por medio del artículo indeterminado también podemos convertir el objeto al que nos referimos en una categoría específica.
Ejemplo: Es un sabio.
Aquí queremos decir que existe para nosotros una categoría de personas con una inteligencia y conocimiento superior a la media y que dicha persona pertenece a esta categoría.
De tal forma, no sólo describimos a la persona, sino que la elevamos a determinado estatus con carácter permanente. También podemos hacer esto mediante el empleo de un nombre propio de alguien conocido como en el caso del ejemplo:
“Está hecho un Sandokan”.
Aquí nos referimos a las cualidades de este personaje de ficción (fortaleza, etc.) y no al personaje en cuestión.
Tal vez ahora podamos entender lo difícil que resulta para un estudiante extranjero dar con la combinación exacta en cada ocasión. Probablemente, sólo la práctica y haber escuchado nuestro idioma en infinidad de ocasiones, nos permite dar con la fórmula adecuada en cada oración.
Personalmente, encuentro más difícil explicar la omisión del artículo que su presencia y, como podemos ver, tenemos que analizar cada oración de forma particular y profundizar en el contenido específico y el sentido práctico que queremos aplicar a cada oración.
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