Soy pastelera. Mi trabajo para algunos es el mejor del mundo, para otros una lástima. Es un trabajo muy duro porque hay que levantarse temprano y tener la mente ya lista. La pastelería no es como la cocina, hay que medir exactamente los ingredientes, poner la temperatura justa y tener cuidado con las materias primas. La práctica es difícil, pero pienso que la parte más dificil es ser creativo. Vivimos en un mundo lleno de fotos de Instagram donde nos comparamos siempre y, si pensamos que hacemos algo bonito, ya lo han hecho antes en otro sitio. Hay que tener la mente despierta para evolucionar y aprender cosas nuevas.