Fidelidad y perdón
1 Juan 1
9 Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad.
10 Si decimos que no hemos pecado, le hacemos a él mentiroso, y su palabra no está en nosotros.
Nuestra carne siempre va a querer lo que Dios no quiere. Él lo sabe y, gracias a Jesús, vivimos en y por la gracia de Dios. Eso sinifica que ya no somos salvos por nuestros actos, sino que somo salvos por el sacrificio divino. Ahora todos tenemos libre acceso a su presencia y no dependemos de nada ni nadie que no sea Dios para que nuestros pecados sean perdonados. El que piense que nunca ha pecado solo se engaña a si mismo, por cuanto todos estamos hechos de la misma carne todos hemos pecado. Que lindo es saber que Dios es amor, y ciertamente fuego consumidor, pero que solo se necesita tener un corazón sinceramente arrepentido para que la paz del Señor venga sobre nosotros y eche nuestros pecados a la mar. También recordemos que el sacrificio de Jesús no es licencia para pecar, pues el que usa el sacrificio divino como excusa para pecar no siente vergüenza y en su corazón no hay arrepentimiento, sino que vive la vida en rebeldía. Dios se ha comprometido a perdonar cada uno de nuestros pecados y no solo eso; ademas de perdonar el quiere sanar, restaurar y quiere enseñarnos más de Él porque Él quiere lo mejor para nosotros. Amén.