“El tono, el rasgo más variable de la voz, acompaña a todos nuestros sonidos comunicativos con muchas delicadas alteraciones simbólicas.” (Poyatos, 1994: 36).
En español, el tono es un componente complementario. Es decir, se puede pronunciar una palabra como, por ejemplo, “no”, con diferentes tonos: alto, bajo, ascendente, descendente, llano, o una combinación de ellos, por medio de los cuales se añaden distintos matices a la comunicación, tales como duda, apatía, reproche, etc., pero la palabra mantiene su sentido básico.
Sin embargo, en aproximadamente el 70% de las lenguas del mundo, el tono es una parte inseparable de la palabra: “cuando se modifica el tono, se cambia el significado de esta” (Haviland et. al, 2014).
Estas lenguas se denominan lenguas tonales, y entre ellas está el chino mandarín. Hay cuatro tipos de tono en el mandarín. Bajo las modificaciones de estos cuatro tonos.
También hay opiniones que sostienen que hay un quinto tono, el tono neutro. Sin embargo, los que apoyan la teoría de cuatro tonos creen que el llamado “tono neutro” hace referencia a la sílaba no acentuada, mientras que las sílabas marcadas por los cuatro tonos son las acentuadas.
De todas formas, la sílaba con tono neutro (o sílaba no acentuada) tiene un sentido desigual, por ejemplo, Ma con el tono neutro (o no acentuado) se convierte en una partícula interrogativa que aparece siempre al final de una oración interrogativa.
Más allá de lo expuesto, en ambos tipos de lenguas, sean tonales o no, el tono tiene siempre funciones paralingüísticas en la comunicación, junto con la expresión facial y corporal.
“Aquí se debe explicar que la paralingüística, o mejor dicho, el paralenguaje, se refiere a los elementos no verbales de la voz y sus modificadores que utilizamos consciente o inconscientemente para apoyar o contradecir los signos verbales, kinésicos, por ejemplo: las cualidades de la voz, la risa, etc”. (Poyatos 1994).
“Estos elementos no tienen sentido semántico pero muestran estados de ánimo y transmiten informaciones comunicativas”. (Poyatos, 1994: 36).
En el caso de la función paralingüística de tono, en español, “¡Oh!” puede implicar sorpresa (con tono alto y cejas y brazos levantados) o decepción (con tono bajo y con la cara caída)
En mandarín, “¡Aaa!” manifiesta susto (con tono alto, volumen alto, y ojos muy abiertos), duda (con tono ascendente), o ánimo (con tono alto y aplausos).
Debido a las diferencias de las funciones del tono en español y en mandarín, les resultaría difícil a los principiantes hispanohablantes aprender el mandarín, especialmente en el aprendizaje del tono chino. Aquí presentamos brevemente, con un esquema, las formas de pronunciar los cuatro tonos del mandarín.
Todos los tonos son añadidos en pequeños símbolos sobre la vocal correspondiente en cada sílaba. A continuación tomamos la vocal “a” como ejemplo.
En el primer tono:
ā, la voz se mantiene en un mismo nivel, un nivel más alto comparado con los otros tonos, como cuando tarareamos algo en español.
En el segundo tono:
á, la voz asciende, es decir se eleva suavemente de bajo a alto, es semejante a la entonación cuando preguntamos “¿Cómo?”.
En el tercer tono:
ǎ, tiene que bajar la voz primero y luego elevarla, este cambio debe ser realizado rápidamente. La entonación es como cuando decimos “bueno....” de una manera lenta cuando no hemos decidido qué vamos a decir después.
En el cuarto tono:
à, la voz cae de alto a bajo, es similar a la entonación de una afirmación entusiasmada “¡Sí!”.
Después de aprender los cuatro tipos de tono del mandarín, nos enfrentamos a la dificultad de la entonación de una frase. Es que tenemos que conectar todos los caracteres sin equivocarnos en sus correspondientes tonos.
Además, es necesario también prestar atención a la pausa, las palabras acentuadas y no acentuadas en la frase, y el tono total de cada frase. Sobre estos, no tenemos otra manera sino practicarlos con los nativos para hablar mandarín como ellos.
Por último, se debe mencionar también otra cosa. En mandarín, una pronunciación con un mismo tono se puede referir a varias palabras que tienen sentidos muy diferentes.
Veamos el siguiente cuadro ejemplo:
Así que solo podemos precisar el significado según el contexto, aunque resultaría un poco difícil para los estudiantes del mandarín. El proceso del estudio sería muy interesante o incluso divertido, es que a veces provocaría muchos chistes. Espero que todos disfruten del estudio del mandarín.
Bibliografía
Poyatos, Fernando (1994): La comunicación no verbal. Paralenguaje, kinésica e interacción (vol. II), Madrid: Biblioteca Española de Lingüística y Filología ISTMO.
Haviland, William A., Prins, Harald E. L., McBride, Bunny y Walrath, Dana (2014): Cultural Anthropology: The Human Challenge, 14th Edition. Belmont: Wadsworth/Cengage Learning.