Cuando se visita la Ciudad Universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de México, espacio conocido comúnmente como CU, resulta inevitable maravillarse con un edificio decorado por todos lados. Es fácil enterarse al poco tiempo de que se trata de la Biblioteca Central y de que sus murales son obra de Juan O’Gorman, para los cuales se usaron piedras de colores de todo el país. Caminar a su alrededor con el simple propósito de admirar sus fachadas y detenerse en sus detalles, nos conduce a un recorrido por la historia de México, desde el muro norte dedicado al pasado prehispánico, el poniente dedicado a la universidad, el sur a la época colonial y el oriente al mundo contemporáneo. Al centro de este último, salta a la vista un modelo atómico con sus electrones girando alrededor del núcleo.
Hay más representaciones del átomo en CU. Caminemos hacia el oriente, en la dirección marcada por este primer átomo, hasta encontrar uno más representado en otro hermoso mural de colores vivos, esta vez de José Chávez Morado, en lo que ahora es el auditorio Alfonso Caso. Este mural – titulado ‘La conquista de la energía’ – representa el tránsito desde el fuego robado a los dioses para combatir la oscuridad y el miedo, a la luz y el conocimiento del núcleo atómico que conduce al árbol de la sabiduría.
Acerquémonos al extremo izquierdo de este mural para encontrarnos con un acelerador de partículas en otro mural que se nos presenta a la altura de los ojos. Se trata precisamente de un tipo de instrumento científico fundamental para el estudio de los fenómenos del núcleo atómico. Si contemplamos el resto del mural, también realizado por Chávez Morado y que lleva por título ‘La ciencia y el trabajo’, veremos los rostros de quienes participaron en la construcción de CU: los campesinos dejando sus tierras, los trabajadores cavando y llevando los materiales para la construcción, los arquitectos discutiendo alrededor de los planos de construcción, unos hombres de traje...