Y miro con inmensa sorpresa: un lago, montañas negras y un crepúsculo helado. ¿Estoy loco?Un lago coloreado por el crepúsculo, allá abajo, a miles de metros bajo mis pies. Altas montañas como recortadas en tinta china, contra el cielo frío. Y en todo el ámbito no hay otro ser que yo ante el silencio. ¿Pero cómo pasa esto? ¿Qué fantástico sortilegio me ha transportado en un segundo aquí? Porque hace apenas un segundo yo iba a casarme con un monstruo. (Y esta calma del lago...) No hace un instante eran... ¡son las tres de la tarde! (Y este crepúsculo helado...) ¡Yallí mismo está la verja de la casa maldita! (Y esta soledad salvaje que me oprime como un témpano...) Reflexionemos. Puede un hombre admitir en broma una intervención fantástica. Puede preguntarse como acabo de hacerlo yo: ¿qué sortilegio me ha traído hasta aquí? ¿Qué hada o genio ha efectuado este milagro? Un hombre que camina al sol por una calle de Buenos Aires está perfectamente libre de que un genio lo transporte en un abrir y cerrar deojos a un desierto.
Es del cuento SU AUSENCIA, del cuentista, dramaturgo y poeta uruguayo Horacio Silvestre Quiroga Forteza.
En ese momento el personaje principal empezó a sufrir un ataque de epilepsia, entonces aquí la palabra "témpano" es como si algo helado le oprimiera el alma. Así describe la soledad y el miedo en que se encontraba.